El desastre se forjó en la primera parte, cuando una vez más el San Miguel salió al campo descolocado, sin ritmo y sin sangre en las venas. El club comienza a plantearse contratar los servicios de un nutricionista, como el del sevilla, que facilite una papilla a los jugadores en el vestuario, a ver si de esta forma salen más enchufados. Bueno, eso o darles EPO, pero teniendo a Jorge en el equipo la opción del dopaje sale más cara.
Hay quien dice que esta confusión inicial se debió al color de las camisetas de los rivales, puesto que iban de negro y no marcaban a ninguno pensando que eran el árbitro y sus asistentes. Otros dicen que se debió a que alguien comenzó a divagar sobre que si eran un Taxi e iban de negro debían ser de Barcelona, por lo que no deberían jugar en esta liga. El caso es que fuese por lo que fuese las ocasiones se sucedían, hasta que a los diez minutos un pase largo fue recibido por un pivot que, sólo ante el portero (cosa rara, ya que en el San Miguel nunca se deja vendido al portero), no perdonó. El gol supuso un duro mazazo y, un minuto más tarde, una volea a dos metros de la portería puso el dos cero en el marcador del partido. En este caso se debió a un fallo de marca que costó caro al San Miguel, que ya se veía teniendo que remontar un marcador adverso (otra novedad) y un espíritu decaído.
Pocos minutos más tarde un nuevo fallo en defensa propició el tercer gol y un minuto más tarde (otra vez) el cuarto gol. Así concluía el primer tiempo, con el partido prácticamente sentenciado para el Taxi Nº1.
En la segunda parte el cambio de actitud fue patente y el San Miguel arrancó más activo, dispuesto a obrar el milagro de la remontada. La gran presión comenzaba a dar sus frutos, cuando el rival se limitaba a rifar balones para sacarlo de su área. Se vio a varios jugadores del equipo rival con boletos en las manos y comentando si preferían la muñeca chochona o el perrito piloto. El gol estaba cantado, pero un contrataque cuando el San Miguel estaba volcado al ataque fue letal. 5-0 parecía ser una distancia enorme para remontarla en 15 minutos.
Sin embargo, la vena heródica del San Miguel aún estaba por venir. El equipo no se vino abajo y a la jugada siguiente Pedro marcaba a placer un pase de Valdy dentro del área. Apenas un minuto más tarde, de nuevo Pedro y a pase de Valdy, culminaba un contrataque poniendo cierta emoción al encuentro y provocándose, por causa de los nervios, disputas entre los jugadores de ambos equipos (según cuentan los rumores difundidos en la verdulería de San Miguel, nuestros chicos se quejaban de que los rivales habían trucado el taxímetro y el resultado real era de 3-2, lo que no gustó nada a los taxistas).
Pero el sueño duró poco y a falta de 7 minutos otro contraataque rival, de nuevo con el equipo volcado, supuso el definitivo 6-2.
Ahora una pregunta corroe a todos los jugadores y aficionados del equipo: ¿cuál es el verdadero San Miguel? ¿Este o el de la primera jornada?
Desde la redacción de este blog esperamos que este sólo fuese el típico taxista que se te cruza sin avisar y que el resto de nuestro viaje discurra con mayor fluidez.