Los tres (mil) sudamericanos

He aquí una de las mejores anécdotas ocurridas en estos años jugando. Participábamos en un campeonato antes de empezar la temporada organizada por la liga delicias donde "competiamos" antes, aproximadamente eran las seis de la tarde y nos quedaban unos 10 minutos para acabar un minipartidillo tipo triangular.

Desde hacía media hora notábamos la presencia de un grupo de sudamericanos que calentaba o peloteaba con balones de voley y sacaban de un garito redes y demás artilugios para la práctica de su deporte, a la par animaban la portería del San Miguel con gritos de "bien arquero" y demás, todo muy pacífico.

Pero llegó el momento álgido de la tarde, una voz con un perfecto acento español sorprendió a Jorge por la espalda diciendo: "Perdone, ¿quién organiza todo esto?" nuestro portero entre acongojado por la pregunta y por el propio susto que le habían propiciado estuvo a punto de sufrir un infarto cuando vió que la persona emisora de esa misteriosa voz era un policía local.

En un alarde de malabarismo Jorge respondió, mira, ese de verde (por ejemplo), es el árbitro, pregúntale a él. El policía dispuesto a llevarse una medallita entró en el campo (hubiera sido más gracioso si hubiera ido desnudo) y caminó hacia el árbitro, llamó al jefe sudamericano, fumaron la pipa de la paz (el poli casi se lo fuma a cara perro) y el partido finalizó con toda la normalidad que puede existir en un partido del San Miguel.

La cuestión era que los sudamericanos se reunían para jugar a voley a las seis y resulta que no se enteraron de que estábamos nosotros, al terminar el partido jugaron ellos y tan felices todos.